viernes, 14 de septiembre de 2012

10397. Han pasado más de cuarenta años desde aquella primera visita al Cerro de los Ángeles



9. El Cerro ha sido y es un lugar de entrenamiento emblemático

Aquel sábado del año 1966 parece que por fin se iba a cumplir uno de los deseos que yo tenía y que más me ilusionaba: conocer El Cerro de los Ángeles.
Fuimos andando por un paseo paralelo a la Base Aérea, que nos llevaba a la Estación Larga, o de Alicante, que así la llamaban. La carretera estaba cubierta de adoquines.
Los automóviles que circulaban aquella mañana no eran muy numerosos. Tenían que detenerse un buen rato en el paso a nivel con barreras que había junto a CASA, esperando a que pasara el tren. Nosotros, los peatones, cruzábamos las vías con mucho cuidado.
Atravesar la carretera de Andalucía no nos supuso mucha dificultad.
Cuando llegué al Cerro, pude comprobar que los vehículos aparcaban a ambos lados de la carretera que subía a la Ermita, donde moraba la imagen de la Virgen de Los Ángeles.
Los pinos no estaban muy crecidos, y todo el perímetro lo protegía una alambrada que impedía el paso.
Años más tarde me contó Manolo Solís, que la última repoblación del pinar se hizo a principios de los años cincuenta y que él y sus amigos participaron muy activamente en la plantación.
El Cerro ha sido y es un lugar de entrenamiento emblemático para todos los atletas de Getafe.
Durante más de cuatro décadas hemos disfrutado de un pulmón de oxigeno excepcional, que nos ha permitido, en un entorno maravilloso, conseguir la forma necesaria para poder competir en multitud de pruebas, tanto a nivel local, como provincial, nacional o internacional.
Conocí a un grupo de jóvenes que se tomaban el atletismo muy en serio. Jesús Fernández Vieira, Jesús Coronel Franco y Román Morales Soto. Ellos serian unos años más tarde los que me apoyarían en la idea de fundar el club Atlético Getafe.
Pocos días después de mi primera visita al Cerro empezamos a ir a entrenar. Quedábamos a las seis de la tarde, después de salir del trabajo.
Tuvimos que hacer una abertura en la alambrada, para poder introducir la moto que yo llevaba, una Lambreta, y las bicicletas de mis amigos.
Han pasado más de cuarenta años desde aquella primera visita al Cerro de los Ángeles. Cuando me encuentro con algunos de mis compañeros de entonces, que todavía siguen corriendo, advierto en sus caras las marcas de la edad, pero todavía conservan la envergadura ligera y enjuta de alguien mucho más joven.
Tuvimos que buscar caminos por donde pudiéramos transitar sin que peligrara nuestra integridad física.
Un fino velo de melancolía soñadora, una espesa niebla sentimental, de emociones secretas se está apoderando hoy de mí…
El contacto con la naturaleza potenció nuestras capacidades. Nos encaminó al descubrimiento de unos sólidos y bien estructurados impulsos reflexivos que todavía hoy permanecen, y que el paso del tiempo no ha sido capaz de borrar.
La naturaleza me encanta, es el último refugio y al estar en contacto con ella conseguimos equilibrio y vigor.
Lo lamentable es que en este mundo globalizado apenas se le preste atención.


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10389. Mi primer contacto con una pista de atletismo en Madrid, fue en las instalaciones del SEU de la Ciudad Universitaria

5492. Caminaba de pared a pared, con paso tenaz, inquieto, con las manos en la espalda, la cabeza hacia adelante, inmerso en sus pensamientos, sin molestarse en mirarnos ni hacer el más mínimo gesto que indicase que se había percatado de nuestra presencia

5475. Tuvo que pasar algún tiempo hasta que descubrí que aquel cronómetro, de 1964, no funcionaba bien cuando se corría con él en la mano

5445. Lo veía y no podía creerlo, el cronómetro se había parado en 10 segundos y 6 décimas. El récord de España, que tenía José Luis Sánchez Paraíso, de Salamanca, estaba en 10.4

5416. Nos alojamos en un Hostal del centro, y en la primera ocasión que tuve convencí a mi tío y a mi primo para que me acompañaran a la Relojería

5405. Dejé, encima de la cama, la maleta de madera, que cuatro años antes me había hecho el carpintero de mi pueblo, para viajar a Barcelona

5401. Eran las siete de la mañana, del día dos de septiembre del año 1965, cuando mi padre y yo caminábamos en silencio por la calle Barón del Solar

72. Cuenta mi padre, que se daban una buena tunda de correazos, volvían a sus casas calentitos, aunque siempre había que procurar dar y que no te dieran

71. Subía ella por la Plaza del Ayuntamiento, con su capazo de ropa apoyado en la cabeza. El agua le bajaba por la cara, empapándole la camiseta.

70. A mi abuela Serafina el trabajo se le acumulaba y no llegaba a tiempo de atender a sus diez hijos varones

69. Pidieron reunirse con Pedro de la Cruz, el Juez Árbitro, para proponerle que se cambiara la salida, que se corriera a favor del viento

68. Las piernas me pesaban como el plomo. Los brazos los movía sin control. La alegría de irme solo la pagué muy cara. Ya era tarde para rectificar

64. “El boina” nos había dicho que si no marchábamos bien nos descalificarían. El juez Arbitro Nacional Fermín Bracicorto, nos iba a controlar

61. Al estar situado cerca de la Ciudad Universitaria y del INEF, era el lugar idóneo, cuando no queríamos bajar a la Casa de Campo

54. El bigotes ganó la partida y el Campeonato. El premio que obtuve fue un tablero de ajedrez que habíamos comprado entre todos los participantes

53. No quería nada más que correr frenéticamente hasta no poder más, enfrentándome a la soledad y a la reflexión del atleta que trabaja muy duro

52. A medida que el tiempo iba pasando la fatiga aumentaba y el cansancio se apoderaba de nosotros, pero teníamos que continuar como pudiéramos

41. Muchos rostros nos dejan una profunda huella y otros nos son totalmente indiferentes. Para mí Carlos Pérez de Guzmán fue una persona excepcional

38. Había un jugador que me tenía realmente fascinado, este era el cubano Capablanca, que se había proclamado Campeón Mundial en el año 1921

27. Me fui a dormir con la cabeza muy revuelta. Estaba convencido de que acaba de hacer historia, la historia de mi vida

25. No me voy a ir de CESA, como tampoco me he ido de CASA. Me llevaré muchos agradables recuerdos que espero me acompañen durante toda mi vida

24. Conseguimos un acercamiento que se rompió con la distancia y los nuevos compromisos y responsabilidades que yo adquirí en mi nuevo destino

23. Seguí bajando a entrenar al SEU y al INEF, ahora con más asiduidad, porque ya me sentía parte de un grupo que me arropaba y ayudaba

22. En la calle Barón del Solar de Fuente Álamo, mi abuelo Blas, padre de mi padre, le había dejado un trozo de bancal que tenía junto a la casa

20. En la “cuadra del boina” estaban Pedro Molero, Adolfo Gutiérrez, Arturo Santurde, Ángel Santana, Pepe Verón (el Maño), José Luis García…

19. Que abráis vuestros álbumes y me enviéis aquellas fotografías que guardáis como pequeños tesoros

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